De pequeña mantuve el presentimiento de sufrir unos cuantos susurros de media noche, no faltaba más explicar que la casa donde viví, fue el centro de mis aterrorizados encuentros, contra la realidad y lo fantasioso, pero también fue el centro de refugio entre los brazos de mi padre y las piernas de mi madre, para esa época los miedos se hacían notorios en mis actitudes, pero no todas las veces podía estar en el suplicado refugio. Así que desde entonces, tuve que ingeniarmelas para no sufrir de compulsión masiva en las madrugadas, tenía pesadillas, hermosos encuentros personales con seres del más allá. Mi abuelo falleció en un mes memorable, que por ahora no tengo memoria, siendo un muerto reciente, sentía como susurraba su vida a mis jóvenes oídos, y las sombras de los árboles, que se encontraban afuera de mi casa, precisamente aumentaban en mi habitación, y todo pareciese estar en mi contra, sólo me quedaba llorar, arroparme y asimilar mi triste nacimiento para ese año. Los Domingos por la noche, torturas y fríos escalofriantes, todo pasaba si desobedecia a mamá, o cuando no hacia acto de presencia en la iglesia por las mañanas. ¿Que debía hacer?, era muy joven y siempre con los dedos en la boca retuve una apariencia infantil.... Autor: Andrea s
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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