Me abriga durante cálidos meses, de desenfrenada soledad.¡Hombre! ¡Dices ser mío! Me gusta esa idea, una hiedra tenebrosa de pecas, aún así la soledad, me complace, y me alegra los instantes. No se ha vuelto un inútil simultáneo, me enamora, me mima, pero, aún no estoy del todo segura; me conquista, me remodela en su vientre, él sabe muy bien como hacerlo, de tales formas que me sonroja a cada momento, con el dedo más largo, me lleva a la línea recta de mi pecho, que proceso por proceso, Arda o duela, sólo por deseo y convicción, terminará bajando hacia la esencia de su ombligo, porque sabes que me revuelve en la gloria, no hay necesidad de decirnos mucho, sólo sentarme en sus piernas, coquetear con unos labios casi pálidos (pero con firmeza para besar), sonreír y descubrir con halagos, mi pecho de Lolita. Mi ánimo, esta húmedo por la lluvia de estas últimas semanas, me gusta abrochar su cintura a mi delincuencia, empaparle la pierna con mi humedad. Con esa misma sensualidad matarnos