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mis primeros días en el evangelio

¿Quienes somos? ¿Quien soy? ¿Que deseo? ¿Que quiero? Habrán preguntas que cuestionaba mi ser, pero no todo lo respondí, sólo arrojare mis coronas a tus pies, no soy perfecta y el lo sabe, pero sería menos que un vómito, pero no sólo eso, sin el sería ese vómito lamido nuevamente, ¿y que si no te agrada mi creencia? Siempre fui duramente sincera, no era nada, mirada como una utilidad en las manos humanas, un objeto en las manos de un hombre, un sin fin de ignorancia, hasta que con sus manos me hizo un vaso frágil,una piedra tallada con los mínimos detalles. ¿Quien lo diría? He estado en los puntos más críticos, de todos esos, doy testimonio, todo sea y este, en tus manos. La brisa cálida corría por mi pecosa cara, mientras miraba al cielo, la gente de mi alrededor se afanaba por un cuerpo vanagloriado, la mujer que estaba en el baúl, la puede sentir descansando en su presencia, esa que era el centro de (religiones), que con su último suspiro, dejó el afán, sólo para estar cerca del trono... Autor: Andrea s

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Me encanta masturbar a una mujer.

Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó

Poema Amor Verdadero de William Shakespeare

No, no aparta a dos almas amadoras adverso caso ni crüel porfía: nunca mengua el amor ni se desvía, y es uno y sin mudanza a todas horas. Es fanal que borrascas bramadoras con inmóviles rayos desafía; estrella fija que los barcos guía; mides su altura, mas su esencia ignoras. Amor no sigue la fugaz corriente de la edad, que deshace los colores de los floridos labios y mejillas. Eres eterno, Amor: si esto desmiente mi vida, no he sentido tus ardores, ni supe comprender tus maravillas.

EL FINAL DE UN LIBRO DE AMOR

T odo ser humano tiene su don, su talento, su propósito, así mismo, todo artista dedicado tiene su gran obra maestra, su best seller, algo maravilloso que lo impulsa al estrellato, al reconocimiento o que lo deja en memoria eterna para el resto que queda y los que han de venir, algo que nunca jamás volverá a existir a los ojos de los hombres, y eso debes saberlo; sino encuentras la respuesta en el plano físico de tu gran obra, tal vez tu mejor obra, tu gran obra maestra seas tu mismo. Tuve un primer único amor, así que, toma con calma esta despedida… Aquí  estoy haciendo mi gran obra en ti, tratando en de encajar en un lugar pequeño, apretado, vacío, pálido, incompleto, insensato y muchas veces grotesco con personas a las que creí conocer; y no hablo de sueños, ni de espacios, ni de personas. Fluyendo en el limbo a tu lado, sin saber lo que me espera mañana. Y justo aquí, en este justo momento donde despierto de un mal sueño de muchos años, ha venido una premonición que revela el re