Cuando era niña, tenía la manía de seguir el circulo vicioso de mis pasos, imagíname dar vueltas y vueltas en la misma columna meada de perros, contar de 1 al 5 en repetidas ocasiones para mantener la calma, sin tener trenzas por el cinismo de escapar de las manos suaves de mi madre, mantuve hacia mí la costumbre de repetir las mismas mentiras que me lastimaban, simplemente egoísta, no tuve el valor de darme cuenta que mis vacíos eran cráteres que yo misma cavaba al pasar los años, que el sueño de volar e irme lejos eran posibles si metía mi cabeza de lleno al alejarme de lo que me ofrecían con amor, de no saber de nadie, de ser malagradecida, de no valorar lo bello que pudo ser mi crianza, porque me empeñe a ser egoísta, salir huyendo en situación de crisis; y ahora me miro frente al espejo, han pasado muchos años, me miró fijamente y en mis ojos vi el miedo más grande de perder a tus seres amados ¿de verdad demostramos que los amamos?, alejarme de aquellos a quienes les negué tanto,