En mi opinión, el sexo es otro pretexto para simular el vacío con agrado, elegancia, o alegórica hipocresía, el sexo, se podría llamar como, un simulacro de sudor y ejercicio, podría hablar del sexo con tal confianza y plenitud, que hasta un niño ya lo podría hacer, nadie está excepto, ni apartado para no hacerlo, pero es claro, que lo mencionado anteriormente son sólo minúsculos "placeres", y que a pesar de que este mismo, logra su propósito, estos mismos, tratan de extremar su largo tiempo, porque es tan efímero. Es ese hormigueo entre las piernas y el ombligo; el sexo es impuntual, pero evitable; soy de ese escaso grupo de mujeres que les da igual todo, porque me vale un pito, si tiene el pene tan largo y grueso como la trompa de un elefante, o tan delgado y pequeño como el Chito más barato del supermercado, me importa un pito fingir un orgasmo, o no hacerlo. Me importa un pito sentirlo en el hígado, o pensar si ya esta adentro o esta afuera, el sexo es una excusa para llenar la tristeza, apaciguar la calentura, y ser alcahuete de los cabronazos. Por eso el sexo, para mi concepto es sólo eso, sólo podría cambiar de significado si dejáramos de hacer sexo, y empezaramos a hacer el amor, 1 hora de amor...
Autor: Andrea s
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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