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Mostrando las entradas de febrero, 2015

bravío

Desde mi perspectiva, es solo mi pasado aunque ellos simplemente lo vean como etapas de gusto propio, ya esto debió haber quedado atrás, nadie tiene el derecho de empujármelo en dirección opuesta a mis nuevos deseos y proyectos, como siempre, mantuve las mismas ilusiones, nunca confié en los lazos para toda la vida y así me acostumbre a las mismas clases de mujeres, con ricos sabores que me dejaban el desabrido sabor de la soledad, procure probar tierras hostiles, aguas cambiantes, con aroma a gloria de virgen, me deje llevar por los bultos sensuales y las curvas de los labios más dulces, tratando de ocultar a toda costa mi capacidad de pensar, o pogear todo el berraco día. Siempre oculte los hechos más relevantes, y trate de resolverlo todo a la vez, pero en la vida de un ser humano, hay un punto donde se agotan sus fuerzas, se cansa uno de luchar, y decide echar a la suerte, para mi concepto, nunca lo hice y aun sigo esforzándome por un amor que entra de la planta del pie, y sale p

ropa de algodón

Me apresure a quitarme la ropa que me apretaba del largo día que tuve, me prepare para quedarme con la ropa interior de algodón, mientras me desparrame en la cama, hurgando las rosas, que corrían despavoridas por la brisa del ventilador, estaban del mismo color del día que las arranque de su tallo, pero con agotamiento exterior, era normal, les faltaba agua, sol, una razón para seguir existiendo, a pesar de ser arrancadas sin ninguna excusa humana, pero finalmente murieron. Rompí en mil pedazos mi alma, recogí mis esperanzas, mientras acumulaba todas las ofensas y las palabras, para hacerle reclamo de este monótono amor, su capacidad para mirar a otras mujeres sin herirme, envolverme rápido en su trozudo espaldar, su firme reojo de analizar lo que le rodea, e ignorarme con sutileza para hacerme sentir mujer. Ese día me había levantado con la calor inmensa de tomar mi maleta, irme lejos y ser feliz, a mi manera, mi felicidad acaba donde empiezan las tristezas del otro, asi que decidi

Recuperar la memoria antes de morir

-Don Alejandro, ya está la mesa. –dijo la ama de llaves- mientras que él observaba a su mujer dormir, en esa amplia alcoba, compuesta con telas egipcias, sabanas turcas y algunos jarrones rotos de la india, era dueño de las tierras, más hermosas y fructíferas del condado en norte América, el hombre de origen latinoamericano, con rasgos extranjeros, fielmente arraigado a sus costumbres, de esos hombres con un llamativo tono al hablar, parece que la tierra sostuviera lo que sus palabras reflejan sin dejarlas caer al pavimento; su mujer, era una trabajadora del campo, una simple amante de la literatura y el arte, entregada a su marido desde la primer beso que le dio, por eventos seriamente disipantes, profundamente dormida, como si nada alredor la hiciera despertar. -¿Recuerdas cuando nos conocimos?, estabas hecha un desastre de mujer, con tus harapos, y tu bulliciosa voz por todo el pueblo-Le dijo mientras besaba su mano. Ella aun parecía inmóvil, y el marcho de la habitación, su rostro