Empecé por aprender a escribir con la mano izquierda, en mi computadora, porque con la derecha, escondía el cigarrillo debajo de la mesa, mientras mamá hacia el aseo; pensaba en la tortura que sufrirían mis compañeras de clase (algo lento y suave), algunos estrógenos, para calmar mis ansias (cuando aparento que me agrada la humanidad); nadie mejor que yo, para manejar la mente de las personas, nadie mejor que yo, para saborear la masacre de distintos puntos de vista, utilizándolos a mi favor, todos los días preparaba la cena, con un soplo de veneno consumiente, acido y pensamientos suicidas repletos de rencor, resentimiento y locura. Nací en el seno de una familia sencilla, pero yo era la mezcla de semen divino, que Dios y Satán derramaron, cuando por casualidad tuvieron sexo casual. ¿Me juzgas? ¿Sabes que se siente levantarse por las mañanas, y oler el formol de los muertos, quienes permanecen bajo tu cama?.
No tienes que ser sicólogo para darte cuenta que sufro de trastornos sicópatas, solo ser inteligente, para no molestarme mientras miro con indecencia la misa obligatoria de la escuela; No me arrepiento de aquella masacre en el año 66, el los cuartos 6 y 666…Autor: Andrea s
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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