Maldición! No soy ese tipo de personas que esta atada a un porvenir, no soy ese tipo de mujeres que tienen paciencia ante la contienda; soy mas bien, el tipo de personas, que la población mira con rareza. Pero no me creerán, cuando digo que hay un chico que revolotea en mi cabeza, un chico que me mira a través de la gran neblina de mis ojos, un chico 6 años mayor, un chico que no mira con esa rareza mis actos, no tiene la mirada que muchos tienen cuando te ven, el chico es tan agradable, el chico soporta mis ánimos y humores. Es la hora y no entiendo, lo he retado a perder su paciencia, con palabras he ofendido su buen nombre; pero lo hago con bases, hasta donde puede llegar una persona que dice quererte. La verdad, esta en sus palabras, el chico no juzga, no lo hace, ni el color de mi cabello, ni el color de mis ojos, ni mi forma de hablar, el chico se acoplo a mi. ¿Crees que me enamore?. Yo tengo razones para valorar, este gran sentimiento netamente incontrolado. Es que soy tan domable a sus manos, y con su silencio me canta canciones, con su silencio puedo entender lo que me dice, estoy captando sorprendida que el, es este tipo de hombres que puede hacernos felices (has escuchado corazón) .... Autor: Andrea S.
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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