La novata, asi le decían en los pueblos, esa era la que me miraba mientras de letra en letra simulaba leer el periódico, había perdido su son picaresco de escribir, no le encontraba sentido a lo que decía, ya no sabía ni entrelazar lo que decían sus pensamientos, para colmo, tenía todas las ideas consumidas en la misma rutina vaga, empezó a leer más libros de lo común, dos por cada mes, para ser especifico, pero tan mala era su suerte, que la novata borraba lo que escribía arduamente con regocijo, se refugiaba en el toque toque de sus deditos chiquitos, de puerta en puerta encontrando algo que la animara a escribir en hojas de papel, apunta de lapiceros no tan usados en clase, la novata del amor, la rejugada en sus sueños infantiles, me la encontré vilmente escudriñando libros de la biblioteca, los besaba antes de acostarlos a dormir, los leía en los rincones de los parques, con sus gafas exageradas y sus coloridos trajes verdes azulados, recibiendo cartas de los animalejos que saltan sobre su cabello despeinado, asi vivia la novata, de tierra en tierra, sin medir las distancias entre su razón y su locura…Autor: Andrea s
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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