Supuse que estaba muy bien contigo, desde aquel día, que mire por la ventana, y vi muchos rostros hermosos, pero al parecer no me hacían feliz, ¿porque tanto vacío?, yo quería hallar la respuesta, pero me di cuenta, de un detalle, un minusválido nocturno detalle: "te vi pasar, eras un caballero de negro, perfecto cada vez, destacándose a pasar la soledad, estabas junto a mi, no te había determinado tanto como aquella vez, no hay nadie más, y el mundo se paralizó". Un juego de entresijos de amor, te quise conquistar una y otra vez, Supuse que estaba contenta, por el hecho, de que pasarás por la calle y sólo me lograrás mirar con pánico y terror, pero que a la vez, con una pálida curiosidad infinita. Te podría decir, mientras nos besamos, lo mucho que te quise, mientras te veo sonreír, lo mucho que te quiero, mientras nos amamos, lo mucho te querré, pero, ¡cariño!no será suficiente, porque debería explicarte ciertas alpargatas del cielo, ciertas bulerías del sol y dichosos atajos en los laberintos de tu alma, sé que si no te detengo, posiblemente me llevaras al fondo cursi de este fragmento, o a la superficie de un lamento, más no importa, cual sea el resultado, la causa y la defunción del efecto...hasta me importa un comino, cual podría ser el final, sea tu manía, tu feroz gruñido de enojo, te puedo querer como nunca, puedo moverme de todas las maneras, ¿lento? ¿Sensual?, evitarte las jaquecas, callarme para verte llorar, podría ser la esclava de tu caricia, y podría estar a la defensiva del celo, a la ofensiva con las indirectas y refugiada sólo en una promesa;
Eres bello, el hombre que yo veo, eres tú... Autor: Andrea S
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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