Un clima perfecto, Un mes de diciembre hecho a la medida para una rutina, recuerdos que estaban ocupados por castillos disueltos por años de fanatismo amoroso, mientras viajaba en aquel bus, unas de las risas y de las burlas cómicas se hacían notables, al anciano de al lado, ya se apresuraban al desespero, En instantes la música me transportaba al revoltoso mundo de satanás; muy humildemente camine hacia a la cabina del baño, decepcionada pensaba, unas cuantas llamadas mil maneras de morir y en pleno paseo conformado por recuerdos de la vida pasada de una niña rivera; al sentarme nuevamente en mi puesto, creía estúpidamente conquistar, bailar al ritmo soledeño y olvidar como tengo por costumbre; Mientras estaba por probarme a mi misma, un tipo de disfraz diferente para la ocasión, pensé por horas en llegar como turista enamorada de la poesía, o como coqueta de 15 con ojos de color café, como probablemente lo suelo hacer, Ignorando picara mente las llamadas de chicos del pueblo, que según mi criterio, ellos están por debajo de mis tobillos de citadina, mi proyección del hombre ideal no se acercaba a nadie cercano; pero mientras descargaba mis maletas, de un viaje agotador; presentía un estúpido latido acelerado, nombrado por mi intelecto femenino; era algo extraño en mi corazón, Un corazón ocupado por telarañas, Un corazón que solo se lamenta con escenas conmovedoras en el cine; mientras cruzaba la cuadra lentamente, había un chico que estaba sentado dentro de una casa, con pequeños detalles en su rostro muy llamativos a comparación con los demás; Tenia esa gran sonrisa, el cual tiene como objetivo liberar, y establecer una cálida bienvenida; en su roja boca, el pecado no es caer en el, sino en levantarse de nuevo... No tenia disfraz puesto, esta vez era yo misma, sorprendida por ese pequeño instante de excitación en mi razón, pensé no volverlo a ver, en los días restantes del viaje;
Viaje que fue resuelto con el propósito de liberar mi mundo, del ruidoso estatus de la ciudad; en competencia a la yoga de cada verano en la habitación, Una habitación diseñada hacia muchos años atrás, para mi anhelado objetivo de boda, a los 24 años de edad cumplidos, (que nadie de por si, sospechaba hasta ahora).
Aquellos ojos que reflejaban una eterna sinceridad, porque el emite en mi una tranquila paz, aun, no he encontrado un sonido venezolano parecido a su voz, que lo he comparado con sinfonías de amadeus y beethoven, para mi gusto musical, el acento romántico con el que te robas mis ganas de morir; Hoy nuevamente recuerdo levemente cuando de largo pase, frente a ti, con una mirada picara, que tenia como resultado ignorarte, pero sabiendo que no era así, porque yo misma caí en la trampa de tus susurros a mi oído.
......... Autor: Andrea S.
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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