Su nombre es Andrea Serrato, es una chica de cabello negro, dedos curiosos, uñas comidas, grandes ojos, cuyas lumbreras son ventanales donde todo entra con destreza, manos necias, boca preguntona, tiene la discapacidad de resignarse con facilidad y equivocarse en sus elecciones, pero lo irónico es que siempre termina agrandándole a su reflejo pálido; Ha escrito tanta mierda, que no recuerdo con exactitud, la razón de porque a primera vista le cae mal a todo medio jodido mundo, debe ser por la obvia razón, de ser una estrellita que parpadea, con sonidos, efectos, gritos, y palabras fuera de contexto en el momento menos indicado, como una patada en los testículos, lo bueno es que su ingenuidad, no le deja ver mas allá de su larga nariz de rola, hace muchos meses público un libro llamado, Otra vez mi general borracho, donde narra esos recuerdos que se borran con facilidad de nuestra mente, al contrario de los pésimos .
“Creo que se acerca el mes más bonito del año, aun sabiendo que tengo pocas memorias de los buenos diciembres, sin embargo, sigo supongo que estos dos últimos años han sido diferente, era una estudiante de la universidad, que pasa por desapercibida, a la hora de tener popularidad, cuando empecé a saborear a profundidad el largo costo de perder, ganar y negociar tus ideas, lo digo, porque soy de una estatura promedio, que se encuentra por debajo de la mirada de algunos, que para poder entender mi manera de actuar, tendrían que analizar los gestos, las miradas y las sonrisas, que suelo dar a gran parte de la población, quienes por extrañas razones, pero nadie lo hace con tanto esmero, suelen hacerme daño, y no soy muy inocente; la otra parte de la población dicen que soy un poco ingenua, mis amigos me dicen Andy, ese nombre surgió de la resignación a mi nombre masculino italiano, la mayoría de mis escritos empiezan a tener un énfasis, por algún suceso ocurrido, ya sea en cualquier espacio, lugar o tiempo, pero a diferencia de lo que leerán no es un escrito con razones, tal vez todos carezcan de coherencia, pero es lo que soy, una libre poesía atada a una creencia, una fe, y unos zapatos de talla pequeña, un calzado, que suele encontrarse en la zona de niñas, un cuerpecillo de polvo blanco, quemado por la insolación de mi ciudad, que les digo…Hace muchos años, desee tener la capacidad de poder publicar novelas, obras, libros repletos, para que nadie dijera: ¿Qué es esa mierda?, pero hace pocos dias deje uno de mis zapatos talla pequeña, en un bulevar del país, deje la avaricia, deje la terquedad, y comencé a ganar un poco de dinerillo, amigos de piedad, quienes suelen desaparecer después de apaciguar la tormenta.”…Autor: Andrea s
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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