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EL FINAL DE UN LIBRO DE AMOR

Todo ser humano tiene su don, su talento, su propósito, así mismo, todo artista dedicado tiene su gran obra maestra, su best seller, algo maravilloso que lo impulsa al estrellato, al reconocimiento o que lo deja en memoria eterna para el resto que queda y los que han de venir, algo que nunca jamás volverá a existir a los ojos de los hombres, y eso debes saberlo; sino encuentras la respuesta en el plano físico de tu gran obra, tal vez tu mejor obra, tu gran obra maestra seas tu mismo. Tuve un primer único amor, así que, toma con calma esta despedida…

Aquí estoy haciendo mi gran obra en ti, tratando en de encajar en un lugar pequeño, apretado, vacío, pálido, incompleto, insensato y muchas veces grotesco con personas a las que creí conocer; y no hablo de sueños, ni de espacios, ni de personas. Fluyendo en el limbo a tu lado, sin saber lo que me espera mañana. Y justo aquí, en este justo momento donde despierto de un mal sueño de muchos años, ha venido una premonición que revela el resto de mi vida, mi best seller no eres tu, amor.

Me detuve un segundo, no abrí mis ojos después de escucharte decirme que no me amabas mas, el mundo a mi alrededor se detuvo un segundo, paso frente de mi todo lo que era y lo que no también, entre esta despampanante ciudad, entre luces, carros, gente agitada, fotografías, redes sociales, notificaciones de WhatsApp, mentiras, engaños, Sali de mi, y no como quien tiene un momento lucido de paranoia o de su trastorno de des realidad, salí mas allá.

Todo marchaba a paso lento en mi vida, ya lo sabias, todo iba marchando bien excepto ‘nosotros’ y me asuste, supe que era irrecuperable, ya estaba todo fuera de si, solté tu mano y reíste con maldad, te entendí, nadie es perfecto, estas herido, tu niño interior lastimado me quería lastimar.

Vi a tu niño, muy pequeño, curioso, sincero, intrépido, me apiade de ti, lo abrace en silencio, susurrándole:

-No es necesario que lastimes a quien ha venido sanando, sal adelante pequeño niño, pero no vuelvas a mi.

Esta pequeña mía, tan mía, mi pequeña yo de 8 años, quiso correr tras de el, arrodillarse, suplicar y doblegarse, como quien sostiene su credo, su crucifijo con pasión, con fe. Me senté a su nivel, le explique con amor que las personas tienen su momento mas lucido cuando tocan fondo, que uno no puede ir tras personas que desean marcharse, que para entregar debemos recibir, que no hay mal que dure mil años. Esta pequeña mía me miro y con una lagrima asintió con la cabeza, desordenada sin peinarse, segura de si, tal como me recordaba, sostuve su mano, la abrace, me quise derrumbar pero se daría cuenta, así que me forje de valor.

Miles de carreras para terminar cansados, entregándolo todo y muchas veces nos quedamos sin nada, del llanto, de tantas flores, de tantas risas, de tantas cartas, promesas, caricias. Un llanto agotador que desvela, flores sin agua y sin delicadeza, que se vuelven malezas, risas tan abrumadoras transformándose en gritos insoportables, cartas que se escriben con enojo, promesas que no se cumplen jamás, y caricias enemigas que se escupen palabras llena de violencia, dando vueltas en nuestras propias melodías, incansables e inagotables.

Al final de todo, quiero que sepas que nada se queda para siempre, o lo suficiente para creer que somos felices.

colocando el pecho por otros para ser disparados, y una vez en el piso, donde fuimos lastimados ni las personas por las que recibimos las balas nos auxilian, solo miran mientras desangramos, acostados en el piso de cualquier pais, con cualquier clima con cualquier detalle aleatorio, allí nos abraza la soledad, el desapego, el temor.

cortando mi cabello para no incomodar, la brisa corre muy fuerte a mi favor, pero aun así, lo recogí para no incomodar, colocando mis manos en el fuego hasta verlas arder por el puro placer de lo que creemos que es amor. Amor por otro, pero no por uno mismo.

Tuve un sueño lucido, mi cuerpo y alma ardían en llamas, el fuego me quemaba en mi falsa  dignidad de mi feminidad, dominada por el enojo y estrés,  girándote hacia mi, grite como ultimo aviso:

-ayúdame estoy ardiendo.

Solo te di la buena manera de destruirme, no guardo dolor, no guardo nada para ti, decidí sacudir mi bolso y sacar todo, todo pesaba igual pero no todo tenia el mismo valor. No me provoca calentar con tu hoguera con mi amor quemado.

nunca me viste, como explicarte que la combustión espontanea era de mi para mi, sin mucho asombro no dijiste nada, sin la mas mínima compasión, así se siente el desamor, una ausente empatía que no te hace reaccionar, cansada morí en mi sueño sin volver alzar mi voz, ¡vaya manera mas poética de vivir el desamor!.

Sensato, avanza, hay que avanzar.

Como tu entrenador personal preparándote para la batalla, tan ocupada de tus cosas, apoyándote en cada paso, impulsando que volaras alto, creo que tan alto que no me viste.

Nos perdimos mil veces, pero no como esta ultima.

Mi ultima carta para el primer amor.

No puedo dejar de creer en el amor, seguiré amando cada vez mas, me es imposible no amar.

Hoy dices que tratas de hacer espacio en nuestra casa para que yo quepa; no me quieres allí. Lo entiendo, perdóname, me equivoque mil veces, tal vez te exalte día a día que hastié todo de ti, tan agradecida que no podía dejar de contemplarte fue el final de tu obra, fui un artista asustado, ‘independiente de ti’ pero asombrado, embobado, enardecido de tu energía.

No fue tu físico, ni la forma que me dejaste de amar, me aferre al pasado, me aferre a nosotros, me aferre al futuro inexistente, a la vejez, pero nunca me pude aferrar al presente, ya te estabas yendo, cerrando la puerta, dejando sin azuzar el café, despreciando mis noches por dormir, ocultándote de mis ojos para borrar tu verdad, ocultabas algo en tus nudos y no lo quería ver, lo que no sabes es que no hay verdad que oculten los ojos. Ellos hablan.

Cuando hablaba de ti, no era lo mismo, te omití en mis conversaciones, te aleje de mis amigos, no valía la pena, me avergoncé de lo que hice, porque quien no se queja no tiene que explicar, y quien desea mejorar cambia las cosas.

Tranquilo, como dije al principio, el amor propio llego a salvarme la vida, como muchas veces que desee perderla, hoy es el inicio de mi gran obra maestra.

Autor: Andrea s

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