Me agrada que busques
refugio divino, parece que te escucha un clérigo celestial
Me agrada que
sientas estabilidad emocional y tu autoestima raye lo absurdo
En mi insensatez
no he podido avanzar, cada día me levanto pensando en la ansiedad de los
latidos de mi corazón
Simplemente lo odio,
me resiento por haber nacido con esto en mi mente, como buena obsesión dando vueltas
en la misma rutina perfecta, sin que nadie perciba que estoy a punto de saltar
desde lo más alto, pero les confieso que me repugna hasta mi propia muerte.
no logro entender
porque mis tristezas no se van, se enredan como trenzas en mi cerebro, y
tampoco sé porque Dios a mí no me escucha, pues le grito en el silencio de mi habitación.
Me levanto fría y
agonizante en la madrugada pensando que tal vez voy a enloquecer
Señor ¿Tal vez morir
en el manicomio donde los desequilibrados pueden ver una realidad que los
cuerdos no ven?
Me agrada la lluvia
que abraza y no suelta esta ciudad ignorante de mi realidad
Solo me refugio
en pensar que alguien lee con alegría, lo que escribo con desasosiego
Hay días en los
que no me soporto, odio mi propio existir, hay días que el insomnio me susurra dándome
consejos absurdos
Cual claro de
luna, sin mucha fuerza, pero latente, como gusanos que se revuelcan así vivimos
los no percibidos.
Autor: Andrea S
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