Mientras escuchaba tus palabras una y otra vez, la piel me ardía en llamas, y el corazón a pesar de todo seguía ofuscado, pero es normal, es típico, en medio del desenfreno y del miedo, te preguntaba la razón,
porque a pesar de eso, estabas 30 metros sobre el cielo, y yo, 30 metros bajo tierra. mi error, fue no darme cuenta que te perdía, perdí sin haber apostado, aposte algo que ya había ganado indirectamente.
No llorare, No gritare, no escribiré, no volare, hoy no estaré dispuesta a sentarme bajo la lluvia, junto a la banca, en la estación del tren, donde el invierno es un clima contagioso e indispuesto.
perdona si mis pensamientos están ligados a lastimarte, pero cuando mi piel arde, el corazón acelerado se reprime, nuevamente, recuerdo que la linea telefónica, se lleno de desconsuelo, al escuchar "Estoy" acción del presente "confundido" de aquel sentimiento generado por la bendita inseguridad. Esa inseguridad que vencí muchos siglos atrás, y volvemos al mismo punto, donde todos mis escritos, giran entorno al presente, pasado y futuro con el. Esa inseguridad que hoy se burlaba de mi, esa inseguridad, me humillaba, me enfrentaba, y al final me escupía. Pero, no tengo valor para retarla, esas fortalezas las tuve, hasta que marchaste.
Seguridad escúchame...¿era el tiempo? ¿era el indicado?
jugaste sucio, y en esta partida de ajedrez, llamada vida, denominada destino fugaz y pasajero, no pueden temblar las decisiones; Quizás la persona a quien escogiste, nos hizo creer a las dos, una estratégica idea, pero hasta el día de hoy, no sabemos para quien trabaja, el nos hace renegar la realidad. ...
Autor: Andrea S...
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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