No pedí ser poetiza, ni tener gracia o talento, no pedí tener una chispa absurda en el alma, para mí ha sido una maldición en vana, escribirle a la luna vigilante, al campo inverosímil y aún hombre que perdi para siempre. así nací, con sequedad en el alma por amor propio. Puedo querer a un delirio desconocido, pero no puedo amarme, amar mi cuerpo vestido. Nací desnuda y flotante, que alguien detenga está furiosa ansiosa presa, que después de estar muerta, es inquieta. Después de haber florecido en la poesía, en los delirios del amor, conocí un amor, mi buen amor, mi mayor locura, el más grande del mundo, un amor único, platónico, divino, un polvo exquisito. Ese amor de otro que me dió libertad. He conocido un ser divinamente inexistente, una verdadera poesía. Cuyo amor nacio siendo una obra artística, una llama que en su pecho dice felicidad. Nací así amor, esos son mis designios, mis deseos, mis placeres, mis deseos. Buscar oscuridad, buscar otros llamas en los pechos de la muchedumbre. Seguiré volando por las flores, encima de otras aves ridículas, seguiré añorando tus abrazos, tus ternuras. No pretendas que te olvide mi mágico amor. Que en tus orillas quiero descansar...Y así como nací para ser torpe en la punta del abismo, dentro de mi congelado infierno, te seguiré haciendo el amor. Moriré en tu luz, en tus playas, en tus artistas ojos, sólo con un susurro, para no volvernos a encontrar, vida mía...Autor: Andrea s
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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