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Mostrando las entradas de enero, 2016

Uno para dos

Que eres tan fugaz como la saliva dentro de boca humana en pleno resplandor del desierto,  eres tan permanente que no existe un día que me levanté sin buscarte, una tarde para reventar los globos de tus lóbulos a punta de besos escarlatas, ni puedo resistir otra noche sin el insecante ronquido al dormir, intento golpear bruscamente la manera de verte, porque tienes algo y me refiero al Oasis sensual de tu ser, esa desesperación de arrancar contigo lo más lejos posible, entre los surcos de tus nalgas o tus dientes de León, son cosas que no se viven de la noche a la mañana, son detalles que no puedo encontrar. era hora de que tomaras apuntes. tu manera de mover la cintura, la sangre y la grasa de tu cuerpo como víbora, es tan sublime ver tu tranquilo espíritu sudar. Tu eventual gesto, "todo a medida, a sorbos, date cuenta que te puedo tragar entero". Cariño, conoces mi descontrol, tengo miedo de mi misma, temo por esta irracional locura, porqué sabemos que lo es, como lo int

Quiero sanarme el alma

"Un día de estos le seré infiel al espíritu. Voy a desnudar los coros ajenos y regaños vecinos, para fidelizar mis huesos al placer, sobre las cuestiones de mis ancestros, los ceñiré de sensaciones nuevas, aunque se lastimen mis carnes, aunque sangren recuerdos en las sabanas y almohadas, voy a prenderles fuego, comenzaré con la ropa sucia, me sentiré tímida y no pronunciaré nombre, cerraré los oídos, taparé mi nariz, gemiré por dentro. Voy a sanarme el alma, que me bese el cuello, el cabello, los senos. después -con el alma completamente desnuda-, tomaré, sonreire y acabaré con alguien que no eres tú, no me lamentaré por nada, en una cama de las que no se permite andar con rodeos. Que sea otro que tenga la delicadeza de explicarme lo que esta pasando, para fusionarme desde afuera, despegar la soledad, y que simplemente las dos partes se convierten en una sola. Tan fugaz como un tren express de una estación en buenos aires, Y aunque la madrugada su boca me duela en la piel; seg

La Cláusula

"Esperó que la persona que este contigo y tenga tu esfuerzo y amor, te trate lo más de bien como lo hice yo porque te lo mereces, enseñale lo que te enseñé en las cosas buenas y bonitas de las relaciones, no me defraudes más; aunque al principio dolio; el sabio sabe esperar. sobre todo esperó que no te rompan las nuevas intenciones de iniciar, apaguen el sentir de tu corazón, o te lastimen, no me gustaría enterarme que te dejaron incompleto, pues yo te mantuve entero, sin rasguños; esa será la condición para olvidarte; disponer un espacio de mi alma a la música, al arte, a los viajes, a los tantos cigarrillos que no fume a tu lado, el sin sabor de la gloria para al final.. perderte, hoy no tengo el aroma de alcohol, mañana sí, no volvere a interrumpir tu felicidad, y en medio de mis lágrimas recordaré que borre tu contacto para no mortificar las ganas de vivir.. Autor: Andrea s

Tu desnudez, las sabanas y la Luna

El tirante del vestido en seda, caía en su brazo, después de tantas horas desabrochando los botones, destapando lo que parecía ser el paraiso; el amante se acercó a su pecho, inocentemente colocó su oído, así escucharía mejor lo que aquella mujer inquieta no decía, ni murmuraba con su voz; en medio de la silenciosa habitación, se mordian las imágenes de sus cuerpos a puntos finales de destapar, parecía sorprendente, como si eso no hubiese sido nunca, como si no fuese a suceder, como sí interrumpir ese momento, sería la gran granada de sus enemigos, -aquel momentito tan propio de ellos-, como si alguien en un segundo fumigaria insecticida sobre las ganas de los pequeños insectos, hormigas delante del inmenso universo, nadando para sobrevivir. Vacíos, porque nada pasaba aún, se podria decir que si no se desnudaban, alguno en ese cubículo entraría en desesperación, la Luna, Cupido  o los dedos; la energía debía ser mezclada, como sí enredarse en ese momento, sería la gran granada de

El gato gordo e ingrato

Fidelidad el nudo de la conciencia y la razón, felino mal acostumbrado. Seamos honestos, ninguno de los dos siente amor. Seamos sinceros, esa indiferencia al tocarse las manos heladas del otro les está facilitando el desprecio. Dan ganas de decir: hasta luego, adiós, hasta nunca. Quebrantados, heridos, besándose encima de sus recuerdos, pierden cada segundo de su existencia absurda. “Bebe, bebe mucho café, bebe alcohol mucho, lo suficiente para comenzar de nuevo, mujer”. Sudan las axilas del miedo y del pánico, la ropa se hace apretada, todos observando nada de ellos, todo de sí mismos. Alguien que pueda contestar el teléfono sin desconfiar, alguien que entienda sobre los viajes imprevistos, los olores de la camisa, los silencios en cada eyaculación. Los gestos son puntales, es imposible de controlar; cuestionemos algo sencillo y directo: ¿Qué es la fidelidad del amante fantasma? Si hoy conocen la respuesta, en carne, en cama, en boca y sus propios sudores. Mañana, es má