He me aquí. Aferrándome a lo incierto y clamando a lo imposible, no he sabido como quitarme se encima esa ausencia crónica y los pensamientos que existen cada vez que nombro las sílabas de su nombre, yo tanto que la anhelo y vivo cada vez que veo sus imágenes como recuerdos grapados en mis células. Y ella, tan distante y complicada, he olvidado su lejano cariño ostentoso, ese que un día me dio y como un fantasmas actúo al dejarme inmerso en el olvido. Ahora, percibo las colinas de su omisión entre los ríos del inmenso caudal que corre por mi mente, y claramente vivo dudando de ese relevante cariño que por mi sintió...Autor: Francisco Diaz
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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