Malditas especulaciones llenas de pura mierda, maldito apogeo de las cucarachas en sus vanas lenguas, ¿que saben ellos de mi?, ¿quienes se atreven a señalarme?. Os digo, que nadie tiene la soberanía de suponer estupideces a mis espaldas, nadie sabe la tortura que pase durante 14 perros años, nadie sabe lo que lloré, o el maltrato verbal, sicólogo y físico que recibí, maldita mirada que me juzga sin la mínima idea de consuelo, ¿crees que sin el alcohol, sin mis vicios o mis efectos secundarios, pude haber sobrevivido?, no lo creo, pues comí arena, me tragué los duros nudos, vomitando mis lágrimas, ignoraron mis súplicas, y hasta fui arduamente bofetada.
Me rompieron el corazón, manosearon la dignidad, ahorcaron mi cuello, mientras me ocultaban a la luz del sol... Extraño ese sol, extrañando ser apreciada por algún adulto, quien me pusiera en un pedestal de club autoestima, porque si vieras mi tristeza interna, quizás, tan sólo un poco, llorarias como lloré yo.
La musica "anormal" sano mis inconformidades, de no ser por la musica, tal vez, ya fuese acuchillado a mucha gente, de no ser por la rebeldía, nadie se fuese dado cuenta que, domarme es imposible, ser atrevida es mi naturaleza, es una esencia, que adquirí cierto día, mientras deleitaba la musica en los oídos, y hacia decreto rechinante en el estilo de otros; tal vez le he vendido el alma al diablo, tal vez domarme es un reto, como querer cambiar mi naturaleza, mi esencia. Es algo casi ¡imposible!, todas tenemos razones para sentirnos así, y pasarnos este mundo, por nuestros senos, por nuestras lenguas y nuestros culos, porque somos infalibles ante las situaciones, porque crecimos donde hubo tanta mierda, que ahora sólo queremos subir el volumen de la musica, y amanecer en la cama de algún tipo...este es una manera de expresar mi criterio, recuperar mi capacidad mental, conseguir críticas a lo largo de esta reputa cachonda vida, "no me llames loca, no me digas ronca o infantil", porque de esa chiquilla no quedo nada... Autor: Andrea s
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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