Ella hasta el día de hoy odiaba llegar tarde a un lugar, cita o encuentro, más sin embargo, parece un cuento fantasioso lo que voy a narrar, pese a las advertencias, así pasó, mientras ella bajaba los escalones (ejercicio repetido por varios minutos), empezó a trotar (rutina diaria), ya que llegaba un poco tarde a la reunión de sus amistades...puede sonar un cuento, en el que su mirada se perdía entre sus labios desgastados y temblorosos, y esa sonrisa pálida, sin sabor, descuidada y un tanto pérdida; ella le pregunto: ¿que ves?, él rompiendo el hielo, dijo: ¡lo siento, me perdí en tus sensuales...! Ella muy rápidamente le exclamó: ¡eso ves! ¿Mis pechos?, (él se acercó lentamente y con suavidad tocó su mentón), y le respondió: tus sensuales labios; un poco apenada ella le dio la espalda y caminó apartada, él muy osadamente se aproximó a detenerla y la detuvo. En un instante, el silencio reinó, y ella le dijo: ¡sueltame! (con temor de ser la prisionera de aquellos labios), Y él, sonriendo dijo: te solté una vez, no volveré a hacerlo nunca más; -lo siento, ya me perdiste, y no volveré a dejar que te metas en mi vida, nunca más, eso fue lo que ella respondía, mientras con sus fuerzas empujó las manos que yacían en su cintura, y más nunca supo de él... (hasta ahora)... Autor: Andrea s
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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