En pocas semanas logro decirme cosas sobre ti, y a veces quisiera perder la memoria, para no recordar que me hiciste la mujer más feliz del mundo. Decidiste quedarte conmigo, por la única cosa buena que había hecho, sin alejarte de mi por todas las cosas malas que pensaba; La pude escuchar desde la comodidad de mi cama, mientras ella, analizaba una estrategia, entrenándose a un amor, y que le ha dicho cosas a su entrepierna, con la posibilidad de devolver el tiempo, más no nos cambiaría nada, porque es tanto lo que tuvo, que sólo estuviera en el pasado, no para editar o agregar, sino para observar sus gestos, tocar el fondo donde nadie se atrevió a llegar... Autor: Andrea s
Ver como su cuerpo se estremece, sus ojos se pierden y su respiración se hace mas forzosa. Me gusta jugar con el ritmo y la velocidad, que mis dedos dancen en su entre pierna, mientras mi boca explora su piel, juguetea con sus pechos, dando pequeños mordiscos, sutiles pero apasionados. Me gusta arrancarle gritos y una que otra palabra sucia. Me gusta que se despoje de todo prejuicio y sea quien desea ser todo el tiempo. Me gusta que entre la lujuria y la pasión me desgarre, que se haga mas frecuente su respiración, que arda la piel y justo en el éxtasis del momento, llegue al clímax cortando con un grito. Un grito diferente, uno que es mas silencio. Como si muriera momentáneamente y despertara con una sonrisa, una completamente sincera. Me encanta masturbar a una mujer, por que cuando acaba, significa que apenas empieza lo mejor. No estoy hablando de sexo señores, hablo de esa complicidad, esa intimidad que solo se consigue con la confianza mutua de hacerse el amor... Autor: Anó
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